Uno de los pequeños inconvenientes de la época estival, junto a los fastidiosos mosquitos y las insoportables noches de asfixiante calor, es, sin duda, la canción del verano. Esa melodía machacona y cansina que nos persigue y atormenta llegando a convertirse en un verdadero suplicio para nuestros oídos; que nos vemos obligados a escuchar nos guste o no; que suena en cualquier parte y a todas horas, acompañada de ridículos bailes o de coreografías imposibles. Pues bien, en este sofocante verano del 2009, todos los intérpretes del partido supuestamente liderado por Mariano Rajoy, se han entregado con fervoroso afán a la tarea de mortificarnos en nuestras merecidas vacaciones veraniegas, con su insufrible y estridente cancioncilla del verano.
Como un coro desafinado y patético, los Rajoy, Cospedal, Arenas, Trillo & Company, nos han torturado con su machacona cantinela de partido perseguido y hostigado por jueces, fiscales y policías al servicio del Gobierno socialista y su régimen dictatorial, hasta chirriarnos los oídos con sus irritantes estribillos. “Rubalcaba nos vigila, Zapatero nos asedia, De la Vega nos acosa… Socialistas a la rue, populares al poder y a otra cosa mariposa”. Noches y días soportando la misma matraca en terrazas, campings y chiringuitos de playa.
No es que nos haya pillado por sorpresa las recurrentes y burdas intrigas conspirativas del Partido Popular. Ya sufrimos sus intrigantes maquinaciones en torno a la masacre del 11 de marzo que precedió a la victoria del Partido Socialista en las elecciones generales de 2004, nunca asumida por los populares y sus medios afines. Durante casi cuatro años nos levantamos cada mañana con sus desiertos lejanos, montañas remotas, falsas mochilas y cassettes de la Orquesta Mondragón como pruebas inapelables de la conspiración entre ETA, Zapatero, el rey de Marruecos, la policía e Iñaki Gabilondo, con el único propósito de desalojar al Partido Popular del poder, que, como todos sabemos, les pertenece por designación divina. Y cuando sus delirantes fantasías parecían cosa del pasado, vuelven a retomar de nuevo sus paranoicas teorías para intentar convencernos de la infinita mezquindad del pérfido ZP que no tiene otro objetivo en la vida que destruir a su enemigo, el honrado y bondadoso Mariano Rajoy. Y si no fuera porque se trata de un partido político supuestamente serio con un presunto líder que aspira a presidir este país, sería para morirse de risa.
Afortunadamente, la fortaleza de nuestro Estado de derecho está por encima de las mamarrachadas y las rabietas del Partido Popular; sin embargo, eso no quita para que sus difamaciones y sus falsedades deban quedar impunes. Se han vertido acusaciones demasiado serias contra nuestras instituciones democráticas como para permanecer impasibles ante esa política goebbeliana de mentiras y manipulación en la que los dirigentes populares se sienten como peces en el agua. Por responsabilidad e higiene democráticas, la fiscalía del Estado debería intervenir para que las canciones veraniegas del PP no vuelvan a torturar nuestros oídos hasta incrustarse en nuestro cerebro y deshacerlo. Porque en política, no todo vale.
Publicado por Belén Meneses
No es que nos haya pillado por sorpresa las recurrentes y burdas intrigas conspirativas del Partido Popular. Ya sufrimos sus intrigantes maquinaciones en torno a la masacre del 11 de marzo que precedió a la victoria del Partido Socialista en las elecciones generales de 2004, nunca asumida por los populares y sus medios afines. Durante casi cuatro años nos levantamos cada mañana con sus desiertos lejanos, montañas remotas, falsas mochilas y cassettes de la Orquesta Mondragón como pruebas inapelables de la conspiración entre ETA, Zapatero, el rey de Marruecos, la policía e Iñaki Gabilondo, con el único propósito de desalojar al Partido Popular del poder, que, como todos sabemos, les pertenece por designación divina. Y cuando sus delirantes fantasías parecían cosa del pasado, vuelven a retomar de nuevo sus paranoicas teorías para intentar convencernos de la infinita mezquindad del pérfido ZP que no tiene otro objetivo en la vida que destruir a su enemigo, el honrado y bondadoso Mariano Rajoy. Y si no fuera porque se trata de un partido político supuestamente serio con un presunto líder que aspira a presidir este país, sería para morirse de risa.
Afortunadamente, la fortaleza de nuestro Estado de derecho está por encima de las mamarrachadas y las rabietas del Partido Popular; sin embargo, eso no quita para que sus difamaciones y sus falsedades deban quedar impunes. Se han vertido acusaciones demasiado serias contra nuestras instituciones democráticas como para permanecer impasibles ante esa política goebbeliana de mentiras y manipulación en la que los dirigentes populares se sienten como peces en el agua. Por responsabilidad e higiene democráticas, la fiscalía del Estado debería intervenir para que las canciones veraniegas del PP no vuelvan a torturar nuestros oídos hasta incrustarse en nuestro cerebro y deshacerlo. Porque en política, no todo vale.
Publicado por Belén Meneses
Repetir 100 veces una falsedad no la convierte en verdad... ha esto juega siempre el PP. Soy de la opinión de que esta vez se han pasado de frenada y no pueden salirse de rositas. Ya no solo han puesto en entredicho la honradez de los socialistas sinó que han acusado y han puesto en cuarentena a todas las instituciones del Estado.
ResponderEliminarY ahora, donde dije digo digo Diego y aquí no pasa nada.. Es una verguenza.