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28 de enero de 2009

El coraje del león o la táctica del avestruz


De la última edición del espacio de Televisión Española, “Tengo una pregunta para usted”, emitido el pasado lunes en horario de máxima audiencia, además de confirmar cuales son las preocupaciones que en estos momentos más inquietan a la población española, podemos extraer la aplastante conclusión de que en nuestro país existen dos formas antagónicas de entender la responsabilidad política: esconderse ante las dificultades y esperar que amaine el temporal (recuérdese el Prestige y los cuatro hilillos de plastilina) o enfrentarse a los problemas y dar la cara ante los ciudadanos y las ciudadanas.


Con la que está cayendo, el presidente del Gobierno podía haber optado por rehusar amablemente su presencia en el programa, haberse excusado alegando problemas de agenda o posponer su intervención a la espera de tiempos más propicios. Sin embargo, Zapatero optó por echarle coraje y aceptar el desafío de enfrentar el tercer grado de los ciudadanos y las ciudadanas que acudieron al plató de televisión. No es un reto sencillo responder a preguntas de personas que están atravesando momentos de tanta incertidumbre, que afrontan severas dificultades económicas o que temen perder sus empleos, pero el presidente, en un ejercicio de responsabilidad que denota su compromiso con la ciudadanía, no eludió el cuerpo a cuerpo con los participantes del programa y se sometió a un examen con todo tipo de preguntas, incluidas las más impertinentes, que también las hubo.


Un presidente del Gobierno, como máximo representante del poder ejecutivo, debe saber estar a las duras y a las maduras; no puede tratar de escabullirse cuando las circunstancias se vuelven adversas, lo mismo que el capitán de un barco debe ponerse al frente de la tripulación cuando la tempestad arrecia. Es su obligación tomar el timón cuando se encuentra en el epicentro de la tormenta y las olas golpean violentamente la embarcación. Si se esconde, si abandona el puente de mando a la espera de que amaine el temporal, perderá el respeto de su tripulación que difícilmente volverá a poner en sus manos su seguridad ni a confiar en él para tripular el barco.


En este sentido, el presidente Zapatero ha cumplido con creces. Pero a los ciudadanos y a las ciudadanas también nos gustaría escuchar los argumentos y las propuestas del líder de la oposición, para tener la oportunidad de contrastarlas con las expuestas por el presidente Zapatero. Es cierto que, puesto que así lo hemos decidido los ciudadanos y las ciudadanas, Mariano Rajoy no es el presidente del Gobierno, pero no es menos cierto que en un sistema democrático la oposición también tiene una función que cumplir, más allá de poner palos en la rueda al Gobierno para lograr hacerse con el poder a cualquier precio. Una oposición responsable que tiene como prioridad el bienestar de la población, no puede regirse por el principio de cuanto peor mejor. Y mientras el Gobierno dedica todos sus esfuerzos a presentar medidas para atenuar en lo posible los efectos de la crisis económica, ¿qué hace la oposición además de criticar esas medidas, pronosticar los peores augurios para el futuro y sembrar la desmoralización en todos los rincones del país?, ¿dónde está Mariano Rajoy? Pues ni está, ni se le espera. El líder del Partido Popular ha declinado participar en el programa de televisión, a la espera de los resultados de las próximas elecciones autonómicas gallegas y vascas que se celebrarán el próximo mes de marzo.


Pero, ¿qué puede temer Mariano Rajoy para supeditar su presencia en televisión a la celebración de los comicios, cuando parece tener el viento a favor? Posiblemente le inquiete que un tropiezo ante alguna pregunta inoportuna haga descender todavía más su valoración en las encuestas, que no paran de caer en picado. O puede que tal vez le asuste que algún malicioso ciudadano se atreva a cuestionar cómo podría liderar un país quién es incapaz de poner orden en su propio partido. En tales circunstancias, sin duda es mucho más oportuno escurrir el bulto, intentar pasar desapercibido y rezar para que los datos económicos adversos o las elevadas cifras del paro se alíen con él para encubrir las encarnizadas luchas de poder que, cada vez de forma más descarnada, protagonizan los inquilinos de la calle Génova.


Bastante tiene el pobre Rajoy intentando encontrar argumentos que justifiquen las tramas mafiosas de esa burda red de espionaje y contraespionaje integrada por Mata Hari, Torrente y los hombres de Paco. Pero tranquilos. Con la desenvoltura que caracteriza a Rajoy para evadir sus responsabilidades e inculpar a los demás de su propia incompetencia, pronto dará con la solución a sus desvelos: se trata de una conspiración de esos “poderes fácticos fácilmente reconocibles”, orquestada, no faltaba más, por Zapatero. Y si no, al tiempo.


Publicado por: Belén Meneses

18 de enero de 2009

Encuentro de Carrillo con socialistas catalanes


El pasado 15 de enero tuvimos la ocasión de asistir a una conferencia de Santiago Carrillo, que invitado por la Federació del Vallès Occidental Sud del PSC y la agrupación del PSC de Sabadell, presentó su último libro, "La crispación en España. De la Guerra Civil a nuestros días". Realizó, además, un inteligente análisis de la derecha española y de la Iglesia católica desde los años treinta hasta nuestros días, valoró las causas de la actual crisis económica y animó a la izquierda y a la sociedad progresista a tomar la iniciativa para modificar el rumbo del mundo.

Se podrá estar más o menos de acuerdo con las ideas de Santiago Carrillo, compartir en mayor o menor medida sus palabras, pero lo que no admite discusión es la lucidez, la claridad de ideas y el talento para transmitirlas al auditorio, de una persona a punto de cumplir 94 años. Pero además de la admiración que suscita quien ha logrado superar nueve décadas con las facultades mentales intactas, resulta un privilegio escuchar en directo a un superviviente de ese periodo de nuestra historia que la derecha española y sus medios de comunicación afines, se empeñan en obligarnos a relegar al último rincón de la memoria. Santiago Carrillo es el ejemplo viviente de que esos episodios trágicos, las persecuciones, las encarcelaciones, los fusilamientos, el exilio, los muertos en las cunetas... son tragedias vividas por los españoles que no sucedieron allá por el pleistoceno. Pero además, para nosotros, como socialistas, resultó emocionante poder abrazar con quien compartió momentos de su vida con figuras de nuestro partido como Prieto, Negrín, De los Ríos, Besteiro...

La intervención de Santiago Carrillo comenzó destacando el detalle de que los socialistas se convirtieran en protagonista de un evento, a pesar de que su conocida y acreditada ideología comunista, circunstancia que aprovechó para abogar por la unidad de la izquierda contra esa derecha "infumable" que tan poco ha evolucionado a lo largo del último siglo. Con un acertado análisis comparativo entre la derecha española y la derecha Europea, Carrillo destacó como en Europa coexisten separadamente una derecha conservadora, pero civilizada y democrática, con la ultra derecha que actúa fuera del juego democrático, mientras en España ambos grupos conviven armoniosamente bajo unas mismas siglas.

Según la reflexión del líder comunista, en nuestro país, parte de la derecha, que durante la transición colaboró para "lavar sus culpas por la dictadura", no se ha identificado con el sistema democrático y "se resiste a romper los lazos que mantiene con el franquismo", razonamiento avalado por ciertos tics autoritarios de la derecha española, como la incapacidad de sus líderes para aceptar que la izquierda pueda gobernar, derecho que, están convencidos, "les corresponde por mandato divino". Carrillo ironizó con las máximas aspiraciones de la derecha que "sólo sueña con alcanzar el poder" y su obsesión por encontrar "la manera de echar a Zapatero del Gobierno", a quien responsabilizan de "todo lo sucedido en el mundo, incluso desde antes de haber nacido".

En su último libro, Carrillo desmonta el tópico, tan recurrente para quienes justifican el levantamiento militar de 1936, de que la guerra civil española fue inevitable. Según la visión de quien vivió el conflicto en primera persona, aún habiéndose producido la sublevación militar de los generales golpistas, la República no hubiera tenido excesivas dificultades para sofocar la rebelión si los fascismo europeos no hubieran encontrado en la guerra de España la ocasión propicia para extender su ideario fascista por el territorio europeo. También las democracias europeas, que con su Comité de no Intervención abandonaron a su suerte al legítimo gobierno de la República, tuvieron su cuota de responsabilidad en el drama al que se vieron abocados los españoles. Carrillo, no pasó por alto la paradoja que supone el el ejército denominado a sí mismo nacional, nutriera sus filas de tropas procedentes de Marruecos, Italia o Alemania. Quienes se erigieron a sí mismos en salvadores de la patria y únicos representantes de la españolidad, no mostraron reparos en recurrir a tropas extranjeras para que experimentar sobre la población civil española las armas diseñadas para combatir en un previsible conflicto mundial. Para liberar a España de las garras del comunismo, los generales sublevados consintieron, cuando no alentaron, que las tropas moras ultrajaran y violaran a mujeres españolas o que los aviones enviados por Hitler y los barcos de Mussolini ametrallaran y bombardearan a mujeres, niños y ancianos indefensos..., todos inocentes, y todos españoles.

El protagonismo político y socia de la Iglesia, en el pasado y en la actualidad, también estuvo presente en el discurso de Santiago Carrillo. Tras destacar el decisivo papel desempeñado por el cardenal Tarancón (denostado por los sectores más reaccionarios de la Iglesia) durante la Transición en favor de la reconciliación y el régimen democrático, reprochó a las autoridades eclesiásticas de nuestro país estar aferradas al pasado. Para Carrillo, los actuales Rouco Varela o Cañizares sería perfectamente "intercambiables", por los cardenales Gomá o Plá y Deniel que con tanto entusiasmo abrazaron la Cruzada Nacional de Franco. Contra esta Iglesia que no se resigna a la pérdida de privilegios y de poder, son perfectamente compatibles las creencias religiosas con la militancia de izquierdas, "la religión nunca debe ser motivo de separación".

Con respecto a la crisis económica en la que nos encontramos inmersos, Carrillo no vació en culpabilizar al poder financiero que, "por encima de todos los demás poderes, maneja la economía el planeta", sistema que, puntualizó, siempre ha sido "apoyado por la derecha". Tampoco se olvidó de enviar un toque de atención para la izquierda, a la que recriminó su vacilación y su tibieza, y animó a las fuerzas progresistas a impulsar un sistema económico donde las finanzas permanezcan "en manos del Estado en interés del desarrollo económico mundial". Tras el estrepitoso fracaso del sistema económico neoliberal, corresponde a las fuerzas políticas de la izquierda iniciar el camino hacia un sistema socialdemócrata como alternativa al capitalismo salvaje que nos ha sumido en la peor crisis de nuestra historia.

No queremos olvidarnos de agradecer al primer Secretario del PSC de la Federació del Vallès Occidental Sud, el compañero Paco Bustos, su amabilidad y colaboración para facilitarnos el acceso a Santiago Carrillo.

A propósito, si alguno de vosotros siente nostalgia de los tiempos en que oponerse al pensamiento único impuesto desde el Estado significaba ser tachado de "rojo de mierda", sólo tiene que acudir a cualquier acto que cuente con la presencia de Santiago Carrillo. Cualquier charla, presentación o conferencia del líder comunista que se precie, contará con la interrupción de esos cachorros del odio y la intolerancia, que con su desatada violencia y sus gritos fascistas buscan la provocación y socavar la convivencia pacífica. A ellos también les damos las gracias porque su existencia nos hace valor cada día más la libertad y la democracia.

Publicado por: Belén Meneses y José Segura

12 de enero de 2009

Plan E

El Gobierno ha presentado hoy una página Web donde se enumeran todas las iniciativas en materia de política económica del Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo, ideadas para mitigar los efectos derivados de la crisis económica en las familias y en las empresas.

Bajo la denominación de Plan E, que incluye tanto las medidas adoptadas hasta el momento como las que puedan articularse en los próximos meses, es el propio presidente del Gobierno quien, a través de un video institucional, presenta esta iniciativa y expone la gravedad la situación a la vez que reitera el propósito del Ejecutivo de aumentar los recursos en políticas sociales.

Recomendamos visitar esta Web puesto que, además de detallar de una forma clara y directa cada una de las medidas económicas ideadas para favorecer a familias y empresas, contiene casos simulados de posibles situaciones reales que pueden resultar de gran utilidad para facilitar el acceso a las ayudas de todas las personas que estén en disposición de acogerse a ellas.



Publicado por: Belén Meneses

¿Pero qué hemos hecho para merecer esto?


Para José María Aznar, Barak Obama es un hombre exótico. Sí, sí, habéis leído bien. El cómico hombrecillo del puro y los pies encima de la mesa, el mequetrefe del acento tejano, el seudo políglota del catalán en la intimidad, el majadero -reconvertido en amnésico- del movimiento vasco de liberación, el servil farsante de las armas de destrucción masiva, el iluminado de las certezas incuestionables, el temerario fitipaldi de las copas de más, el mamarracho del bolígrafo en el escote de la periodista…, en fin, el embajador español de chorradas sin fronteras, ha declarado a la revista “Vanity Fair” que la victoria de Obama en las elecciones estadounidenses es "un exotismo histórico”, además de atreverse a profetizar el “previsible desastre económico" que traerá consigo el nuevo presidente americano. Una nueva predicción del visionario profeta de la catástrofe y la destrucción.

Lo cierto es que, desde que Aznar I el Patriota fracasó en su pretensión de sacar a España del rincón de la historia, no ha cejado en su empeño de recorrer los cinco continentes vomitando su desprecio hacia su sucesor en la Moncloa y soltando majaderías a diestro y siniestro. Siempre que su apretada agenda le permite un respiro, entre presentaciones de libros de sus memorias de gran estadista y sus relevantes conferencias pronunciadas en Georgetown, (previo acuerdo suscrito por su Gobierno con la universidad norteamericana para desarrollar un programa de postgrado por un importe de 1,2 millones de euros procedentes de los Presupuestos Generales del Estado), imperturbable en su papel de iluminado y con la seguridad de quién se sabe bendecido por el don de la infalibilidad, lo mismo pronostica la inminente balcanización de España, que niega el cambio climático, que predica la inmediata llegada del Apocalipsis.

La inagotable capacidad de nuestro hombre infinito para proferir estupideces a destajo dentro y fuera de nuestras fronteras, es una proeza sólo al alcance de un robusto bizarro capaz de realizar la friolera de dos mil abdominales al día. Me pregunto si este ser superiror de naturaleza intratable que parece permanentemente cabreado con el mundo, podrá desprenderse alguna vez de esa actitud de eterno resentido y dejará para los charlatanes de la videncia sus absurdos vaticinios de pitonisa Lola. Quizás, alcance a percatarse alguna vez de que sus profecías apocalípticas carecen de toda credibilidad; tal vez, alguno de sus fieles secuaces debería ayudarle a comprender que a pesar de esa mirada de hielo que produce escalofríos y ese persistente porte de ególatra arrogante, sus revelaciones de fatídico agorero únicamente producen aversión, hastío y mucho, mucho aburrimiento.



Publicado por: Belén Meneses

8 de enero de 2009

Y ellos sin salir de la caverna




El 19 de noviembre de 1933 las mujeres españolas acudían a las urnas, ejerciendo por primera vez su derecho al voto. Un derecho obtenido dos años antes tras un arduo debate en el Parlamento impulsado por la diputada Clara Campoamor, que finalmente culminaría en el artículo 36 de la Constitución republicana que establecía los “mismos derechos electorales” para “los ciudadanos de uno y de otro sexo, mayores de veintitrés años”. Se avanzaba así hacia una igualdad jurídica entre hombres y mujeres que, seis años más tarde, el general golpista que había derrocado la legalidad por las armas se aplicaría en derogar con celeridad, condenando a las mujeres a una minoría de edad permanente. Los avances hacia una igualdad efectiva emprendidos por la legislación republicana serían fulminados, y la mujer española viviría relegada en el ámbito doméstico y sería excluida de cualquier actividad que no fuera la procreación y las tareas propias del hogar, donde desempeñaría el papel de abnegada esposa y madre sacrificada reservado para ellas por el nuevo régimen.

En nuestra España actual, treinta y tres años después de la abolición de leyes vejatorias que sometían legalmente a la mujer a los designios del marido, las mujeres desempeñamos con absoluta normalidad actividades tradicionalmente reservadas a los hombres. Hay mujeres taxistas, camioneras, médicas, juezas… El Congreso de los diputados es también el Congreso de las diputadas y en el Consejo de ministros se sientan igual número de ministras. En los últimos cinco años, en gran medida gracias a las leyes e iniciativas impulsadas por el gobierno del presidente Zapatero, la sociedad ha progresado inexorablemente hacia la consecución de la plena igualdad entre mujeres y hombres. Y sin embargo, parece que muchos ofrecen una resistencia numantina a salir de la caverna.

En la celebración del día de la Pascual Militar (en otra ocasión abordaremos un debate sobre la utilidad de este tipo de actos tan pintorescos) una relevante discusión sobre la indumentaria de la ministra de Defensa, Carme Chacón, se impuso a la dramática situación en Oriente Próximo, al sempiterno debate de la financiación autonómica, e incluso, a la omnipresente crisis económica. La cuestión no hubiera pasado de simple anécdota si los comentarios y murmuraciones hubieran permanecido dentro de los límites del periodismo amarillo o de los corrillos de chismosos y aduladores, cuya máxima inquietud es husmear sobre las operaciones estéticas de Letizia o debatir sobre lo sobria y sencilla que vestía la reina, que como todo el mundo sabe es portadora de una elegancia innata. Pero que el atuendo, el peinado o el maquillaje de la ministra sea noticia de apertura en los telediarios, ocupe titulares, portadas y editoriales de la prensa seria y protagonice horas de debate en tertulias radiofónicas, transmite un tufillo machista que echa para atrás.

El hecho de haber convertido el esmoquin y el moño de la ministra en asunto de Estado, esconde los prejuicios de no pocos retrógrados que consideran la política una actividad que compete en exclusiva al género masculino; pobres cobardes que ocultan sus complejos de inferioridad tras fanfarronadas supuestamente ingeniosas, que provocan la hilaridad de otros inválidos mentales que disfrutan recreándose en la imaginaria superioridad intelectual del hombre; lobos con piel de cordero que enarbolan la bandera de la igualdad mientras trabajan en pos de la causa machista, esperando encontrarse cada noche la ropa planchada y la cena en la mesa; mentecatos incapaces de aceptar que las mujeres hace tiempo que nos liberamos de los grilletes del acatamiento y la resignación; seres primitivos cuya simpleza mental les impide entender que nuestra máxima aspiración no es convertirnos en madres y esposas, que permanecer solteras no es lo peor que puede sucedernos en la vida y que somos capaces de renunciar voluntariamente a la maternidad sin sentirnos culpables por ello.

En el fondo, no son más que cavernícolas que añoran aquella legislación, no tan lejana en el tiempo, que imponía la pena de destierro al marido que asesinaba a su esposa adúltera, que situaba a la mujer casada entre los menores, los locos o los dementes y que la exigía una licencia marital para todos los actos de su vida.

Pobres imbéciles decadentes, ¡cuánto les queda por sufrir! No se han percatado de que el macho ibérico es una especie condenada a la extinción.


Publicado por: Belén Meneses